Gestión de la empresa en épocas de Covid 19

Hola, tarde fría y lluviosa en Montevideo. Mientras me tomo un café, reflexiono sobre la charla que hace un rato tuve con un amigo. Consternado, me cuenta que su jefe, depresivo, se suicidó el fin de semana pasado. Parece ser que la empresa que ya estaba en problemas y el tema de la pandemia, junto a la noticia de la pérdida de su principal cliente, terminó de empujar al hombre al triste final y a la desesperante decisión de quitarse la vida.

El asunto aquí es que, desde mi experiencia, casi nadie decide quitarse la vida en media hora o por una discusión. Probablemente, fue acumulando frustración, ansiedad y depresión y al final el sufrimiento fue tal, que el único camino posible desde la distorsión o negación de la mente humana, el quitarse la vida es el método que creyó encontrar para terminar con su sufrimiento, sin molestar a nadie. Quizás la persona sintió que nadie la veía o que nadie podía ayudar y que todo estaba perdido.

Donde quiero llegar es que los síntomas hablan, aún desde lo no dicho. En esa empresa, debe haber más de una persona que haya vivido, presenciado o sentido que esta persona necesitaba ayuda y no supo cómo dársela. Y había que seguir adelante.   

En estos momentos que nos toca vivir de pandemia, de transformación y de incertidumbre, de auto confinamiento y de distancia, todo se amplifica…hay más tiempo para ver al otro y verme a mí mismo. Y mirar mis relaciones. Y mirar mi vida. Y por ahí no me gusta lo que ahora tengo tiempo de ver…y me deprimo, me enojo, me pongo ansioso, me escapo.  Parece ser que tengo más tiempo que antes, pero no puedo terminar nada de lo que empiezo. Me cuesta soltar los hábitos, la rutina.

Entonces lo primero es darme cuenta de que el escenario cambio. Y me es más fácil si intento adaptar la obra de mi vida al nuevo escenario.

Lo segundo es que algunos actores cambiaron. Y que con los nuevos actores tengo la oportunidad de ajustar el guion de la obra de mi vida las veces que sea necesario. Quizás me dé cuenta de que el protagonista principal en la obra soy yo y puedo corregir y cambiar lo que no me gusta y tomar más participación, ya que ahora soy el director. También puedo elegir quedarme a mirar desde la butaca como mi vida pasa ante mí, pero ahora de un modo más consciente, sabiendo que YO elijo quedarme en ese lugar.

Lo tercero es que el público es casi nulo. No hay gente en la tribuna o en el teatro. Entonces…puedo aprovechar para poner el foco y actuar para mí solo, acorde a lo que necesito expresar- me  y dar-me  desde lo más profundo de mis entrañas ya que soy mi único juez. Y mientras, aprovechar para ver cómo me trato. Y recordar que también puedo pedir, ayuda, guía, o tan solo que me escuchen, que se queden conmigo.

El vínculo es necesario en la raza humana. Somos seres gregarios. Nacimos para vivir en grupo. Lo que hemos olvidado es a vincularnos y comunicarnos desde una manera saludable y respetuosa. Con nosotros y con el otro. Y hemos aprendido a competir, a compararnos y a medir nuestro éxito, en función del afuera o desde “el deber ser” muchas veces, postergando nuestra esencia divina y nuestra consciencia.

Por eso y para finalizar quiero dejarte una pregunta: ¿Qué harías si hoy fuera el último día de tu vida? Te invito a reflexionar sobre tus planes, sobre los pendientes, sobre los afectos.

Gracias por leerme. Gracias por existir. Gracias por compartir. Que estés bien.

Sergio